Joseph Heller bregó en vida para no caer en la “trampa” de ser etiquetado como un autor de una sola gran obra, “Trampa 22” (Catch-22); cosa que tiene cierto mérito, porque dejar este libro como tu testamento literario ya es un gran que. Heller pasó más de una década orquestando esta segunda novela, de la cual estaba tan convencido de su genialidad, que escondió manuscritos por todo Manhattan, asegurándose de que sobreviviese en caso de que su apartamento se incendiara. A pesar de su empeño, la novela fue recibida con una estruendosa abulia.
“Algo ha pasado” es una novela terriblemente sombría; es densa y, seguramente, excesivamente larga. Hay tantas dosis de oscuridad, pero a la vez tan bien repartidas y racionadas a lo largo del libro, que el ojo humano tarda en percibir que está yendo a tientas. Sin embargo, lo que es sorprendente es cómo, en virtud de esa misma desolación, “Algo ha pasado” es una de las novelas estadounidenses más conmovedoras jamás escritas.
Si entendemos la II Guerra Mundial, vivida por Heller en primera persona, como un trauma, Catch 22 representarían las fases de la negación y la ira (histriónica) y Algo ha pasado reflejaría las de la negociación, pero, sobre todo, la cuarta, la depresión.