Literatura virulenta, electrizante, que a acorrala al lector en las cuerdas desde el primer dong, gracias su monologo interior superlativo, lleno de crepitante ira y punzante desahogo. El telón de fondo son las vivencias existenciales de una joven que practicó la prostitución y la modulación de su relación con los hombres.
En este novela prima el uso de la primera persona, pero el primer capítulo escrito en segunda del plural es atrevido y colosal; quizá contiene el maná que muchos escritores y escritoras andan buscando.