¿Me he leído una novela sobre jardines? ¡Me he leído una novela sobre jardines! Y, sorpresa, me ha gustado bastante.
Esta nouvelle, ideal para clausurar un verano, está dividida en dos partes muy diferenciadas en su forma y cuenta la historia de Jacinto, presidente y ponente de una asociación de personas apasionadas de los jardines, un grupúsculo que funciona a modo de lobbie social por la pervivencia de la cultura jardinera y que comparten reuniones donde divulgación y afinidades y fobias personales entre sus miembros se mezclan por partes iguales. En un momento dado, al narrador testigo -otro afiliado de la asociación cuya editorial ha caído en desgracia- Jacinto le pide que corrija unos textos literarios que tiene escritos desde hace tiempo. La precariedad que sufre el narrador le obliga a aceptar el encargo y entonces se establece una corrección epistolar, donde a cada parte de la novela autobiográfica de Jacinto se responde con un ensayo que ayuda a dar perspectiva crítica al relato. ¿El tema central de los textos? Jacinto quiere contar la historia de un jardín familiar que es también la obsesión de toda una vida.
Con un estilo muy aseado que recuerda a la literatura clásica en castellano (Unamuno me viene a la cabeza, por ejemplo), Blas Parra usa sus marionetas ficticias para manifestar su amor por los jardines. Porque es eso este libro, la historia de amor de un tipo con un jardín familiar crecido a contrapelo, en medio de un campo y en unas condiciones climáticas que hacían improbable su supervivencia. La narración está plagada de curiosidades y anécdotas sobre la cultura de los jardines, con un tono ensayístico y divulgativo. Desde el inmenso jardín que tenía Harold Lloyd en su mansión, hasta la historia de los jardines maoístas, cómo surgen los huertos neoyorquinos en el siglo XX o las características que has de tener para trabajar como paisajista jardinera. El libro viene aderezado con fotografías a color, de muy buena calidad, sobre jardines históricos mencionados en el ensayo.
La jardinería, asociada históricamente en la a la burguesía, atraviesa en este libro el tiempo y el espacio, quedándose en lo que es hoy, un lugar de recreación y meditación, el respiradero de muchas ciudades grises, un cuadro en vida y una forma de suspender la eterna inclemencia de las varitas del reloj.