Lawrence Weschler se ha curtido en el periodismo narrativo, su firma apareció en The New Yorker durante más de 20 años. Para más señas, merece la pena recalcar que fue elegido como uno de los escritores a tener más en cuenta dentro del movimiento que Robert Boynton bautizó como el “New new journalism“, en su libro The New New Journalism: Conversations with America‘s Best Nonfiction Writers on Their Craft, junto con otros nombres como Ted Conover, Susan Orlean, Joh Krakauer o Adrian Nicole LeBlanc.
Este curioso libro que nos ocupa fue escrito en 1995 y es un canto a redescubrir el mundo desde la inocencia y la sorpresa, usándose de una fascinante apología de la museística, entendida con la pasión primeriza por lo extraordinario; partiendo de la idea primogénita de los Wunderkammern del siglo XVI. El epicentro narrativo es un modesto museo real, The Museum of Jurassic Technology, ubicado en una avenida de lo más anodina de Los Angeles, prácticamente en un no lugar, cuyo borgiano gestor nos brinda un microcosmos hiperbólico y ameno. La “investigación” proporcionada por el autor es lo que teje el tejido narrativo de esta imprevisible novela.