Si la xenofobia en este país tiene un objetivo señalado, una comunidad con escasa capacidad para defenderse, esos son los Mena (menores extranjeros no acompañados). Una denominación resignificada de forma despectiva por los racistas y que cada vez recoge a más personas del espectro del colectivo migrante. Porque los xenófobos lo son contra cualquier persona pobre que venga de otro país.
La realidad de los menores procedentes de África que vienen a Europa a vivir la retrata Jorge Molinero con esta inteligente nouvelle que muestra, a través de los ojos de un adolescente nacido en El Sahara, Moha, la crudeza de ser migrante en otro continente. Ya sea desde protección de una familia de acogida, desde la crudeza de cruzar el estrecho en patera o metido en un camión, los menores africanos sufren un larguísimo proceso de readaptación a una nueva vida, muchas veces con aires de supervivencia, casi siempre azotado por el viento feroz del racismo.
La novela se estructura en dos partes, la principal es la narración en primera persona desde la voz de Moha, el auténtico reto narrativo. Jorge Molinero puede abordar esa voz porque tiene una vida casi igual que su trasunto en la novela, un padre geólogo de profesión interesado en cuestiones humanitarias y en escribir para explicarse el mundo. Y en esa vida, además, tiene un hijo saharaui de acogida en casa y comprende sus vivencias, su argot y manera de expresarse. La de él y la de sus otros amigos y amigas migrantes, cuyas historias de origen están marcadas por la pobreza y la promesa de una vida mejor. Entre episodios, un narrador en modo metanarrativo, con un tono poético y autoparódico, se acerca a la realidad de los que se quedan. Esos padres y esas madres que ven a sus hijos partir hacia la incertidumbre y la esperanza.
El abanico de personajes, con Mamadú, Otman o Jadiya, nos sirve para comprender mejor la heterogeneidad del colectivo migrante, sus circunstancias y la única certeza que comparten: que son personas buscando una mejor vida. Su manera de ver las diferencias entre dos sociedades, tan cercanas y a la vez tan lejanas, muestra al lector que siempre hay un nexo de unión entre dos personas. Siempre.
La historia, de apenas ciento doce páginas, conjuga pasajes de gran dureza con episodios muy tiernos en la voz de este adolescente tenaz, valiente y de grandes convicciones, que termina sintiéndose un poco de aquí y un mucho de allá, y que da voz a un colectivo que apenas cuenta con altavoces. Desde su modesta pero pertinente voz, Jorge Molinero realiza un acercamiento auténtico a la realidad de los Mena y una mordaz crítica social a aquellos que vez en el otro un enemigo y no un cómplice en el difícil camino de la felicidad.