Nadie discute que la llegada de Internet ha propiciado una híper aceleración de los tiempos. Nuestra sociedad es joven tecnológicamente hablando si se compara el tiempo de convivencia con la tecnología con toda la historia de la humanidad. Pero al mismo tiempo que aceleramos hasta el infinito nuestra capacidad tecnológica, emocionalmente nos queda mucho por pensar.
La era de las redes sociales, la hiperconectividad, la sociedad del like, de la instantaneidad y la imagen, ha generado un nuevo ser, a menudo abrumado y desorientado moralmente. Esa abrupta ruptura con el mundo que fue se está digiriendo a marchas forzadas, al tiempo que la tecnología no da tregua reformulando una y otra vez el paradigma al que nos enfrentamos. Cuando nos acomodamos, ya existe un nuevo orden de las cosas. Del ser tecnológico, de la sociedad del clic, del vértigo de la infoxicación, de las nuevas formas de amar y de sentir, de todas las contradicciones que conlleva y de la incapacidad para comprenderse, habla Omega, la genuina novela de Javier Moreno con Aristas Martínez.
A partir de un perturbador relato sobre la relación de un gestor de reputación online con su pareja Iratxe, una ganadora de Operación Triunfo, y la irrupción de un jáquer en sus vidas (que recuerda, a su manera, al comienzo de Mister Robot), Moreno elabora un ensayo sobre la transformación del deseo en nuestros días, con la pantalla como eje gravitacional. Al narrador de la novela se le superpone de manera natural la fascinación de la proyección pública sobre el deseo carnal, la viralidad sobre la privacidad, los followers sobre el prestigio profesional. Por eso, van menguando sus viajes, sus relaciones sociales son cada vez más escasas y, si no fuera por la sequedad del lagrimal, prescindiría de pestañear. Pese a la resistencia inicial, la historia va deshaciendo al protagonista de toda su corporeidad, hasta reducirlo a la condición de emoticono. “Pensé que algo andaba muy mal en nuestro cerebro si podemos recordar el rostro de nuestros amantes, pero no la textura de su piel ni el olor de su sexo”, dice el mismo protagonista que termina reconociendo su “hartazgo de la carne”.
Es Omega un relato con fecundos pasajes ensayísticos, que se pueden leer como un díptico con el ensayo El hombre transparente, que el mismo autor ha publicado en Akal. Probablemente Javier Moreno se esté situando como uno de los pensadores que mejor está abordando las consecuencias que la irrupción tecnología provoca sobre nuestras emociones (ya comenzó, de una manera u otra, en Null Island). No perderle la pista.