Misiva desbordante de sinceridad visceral, vital y hasta espiritual. El autor nos plantea una novela juguetona, pero no simpática, precipitando un viaje a la confusión del interior de sí mismo, con la valentía de abanicar un pasado que todavía crepita en el trazo argumentativo que este hace sobre su vida y sus concepciones.
Una novela que aprieta, pero no ahoga y que, con dosis de humor, sirve para que el protagonista se despida de una mujer que ejerció por un tiempo de madre en una estadía de intercambio y que, como buena protestante radical, había decidido unir su vida a clavos de la certeza absoluta. Ahora él pretende relatarle su presente a través de la argumentación que explica su vida desde un comienzo, y solo surgen incertezas, pérdidas y amor.