Reyes nos trae la continuación de Cometierra, y yo creo que ha sabido mantener el nivel de tensión, la magia, lo fantasioso y el suspense de la historia con cierta maestría, y era difícil porque Cometierra es una novela redonda que entusiasmó al público lector.
Aquí seguimos a los mismos personajes Miseria, Walter, Ezequiel y ella, por supuesto, Aylén, más conocida por Cometierra pues su don es precisamente ese, tener visiones de mujeres desaparecidas después de comer unos terrones de la tierra que ellas tocaron. Y se añaden algunos nuevos como Tina, Lucas o Yose y sus amigues, y la Polenta (qué divina!) personajazos muy bien tratados por la autora. Y qué decir el embarazo y el parto de Miseria, si es que se siente casi como propio.
La forma en que Reyes describe es muy sensorial, podemos oler, saborear, incluso sentir la aspereza o la suavidad de lo que allí acontece, la humedad, la suciedad, el aire puro, cerca ya de las estrellas, en casa de Lucas. La tierra hinchándose en el estómago…
El esoterismo, los arcanos, la magia negra inundan una realidad miserable, donde, principalmente las mujeres luchan por sobrevivir en un lugar inhóspito, cuántos carteles de desaparecidas, muchas nunca volverán a abrir los ojos, otras son vejadas, abusadas sin que nadie mueva un dedo… el don de Cometierra es oro en estos lugares, como bien le recuerda Miseria… aunque llegue a chocar con fuerzas oscuras muy poderosas que no tienen a bien cederle el terreno que monopolizan.
Si os gustó Cometierra os gustará Miseria.