Coordinador de la crítica: Javier López Menacho

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

Tatiana Tîbuleac

Impedimenta

Fecha original de publicación: 2020

Número de páginas: 256

Literatura nacional: Narrativa de la Europa del Este

Titulo original: Vara în care mama a avut ochii verzi

Temáticas:

Género:

Tibuleac ha construido una novela para cuando queramos vencer el rencor y entender que siempre hay tiempo para un buen final. Aunque dure tan solo un suspiro, un verano en la adolescencia.

A vuelapluma (crítica a bote pronto del Coordinador)

Rango de la novela

Portaviones

+ info

Los títulos que reciban el rango de portaviones son títulos considerados imprescindibles por el coordinador de la crítica. Lo que ahora diríamos un MUST. Son novelas que básicamente ensanchan paradigmas literarios y cuya lectura se quedará grabada a fuego.

Crucero

+ info

Los títulos que reciban el rango de cruceros son títulos que nos han deleitado y que creemos que aportan considerablemente a su campo literario.

Yate

+ info

Los títulos que reciban el rango de yate son títulos que son muy buenas novelas, que aprecias haber leído porque has disfrutado del tiempo compartido y porque te obsequian con detalles muy valorables.

Lancha

+ info

Los títulos que reciban el rango de lancha son títulos a los que, a pesar de que puedan exhibir cierto talento, no aportan demasiado al mundo literario que quieren representar o son intentos fallidos de una idea que seguro que podría haberse desarrollado mejor.

Bote

+ info

Los títulos que reciban el rango de bote son novelas que más bien diríamos que hacen agua

           Coordenadas

Valor Literario

8

Esta coordenada tiene en cuenta el virtuosismo en la escritura y en el uso de herramientas narratológicas que puedan sorprender al lector. Pone la obra en contexto.

Fuerza del argumento

8

En esta coordenada se valora únicamente el valor de la historia narrada, aislada de todos los recursos usados por la autora o el autor. 

Variedad de recursos

7

En esta coordenada se valora si el autor hace uso de maquinarias narrativas más tradicionales o, por el contrario, opta por introducir métodos más experimentales como medio para guiarnos a través de la historia.

Oscuridad moral

9

Esta coordenada focaliza la atención en ofreceros detalles sobre hasta qué punto la historia centra su hado en llevarnos por los derroteros más escabrosos y perturbadores de la condición humana. Novelas en las que la violencia ambiental, la sordidez, la vileza… estén al orden del día.

Si tuviera que convencer a alguien de por qué siempre debes dejar una rendija al perdón en esta vida, por más extremas que sean las circunstancias que provocan la ruptura con alguien, si esa fuera una máxima en mi vida, dejaría que “El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes” hablara por mí. Este libro cuenta el último verano que pasó con su madre Alesky, un pintor dotado de una sensibilidad extraordinaria que por prescripción médica escribe a modo de biografía los recuerdos de aquellos días de redención y amor, ya en el umbral de la muerte de su progenitora.

Si la escritora moldava-rumana Tatiana Tîbuleac consigue un artefacto literario tan eficaz que te deja pegado al sofá pensando en aquellas personas de las que te separas y con las que nunca pactas una nueva oportunidad, es por la potencia poética de prosa y, sobre todo, por la voz que narra la historia. Una voz nada fiable de una persona con problemas mentales, que inicia el relato escupiendo odio y lo acaba redescubriendo los intrincados caminos que pueden conducir al perdón. Algo así como “Curioso incidente del perro a medianoche” con mucha más carga poética.

El punto de vista, tan singular, tan inocente y lírico, tan adictivo, crea un pacto de verosimilitud con quien lee el libro, que se deja llevar por los recuerdos del viaje de un adolescente con una madre a la que odia, incitado por una promesa imposible. En un pueblecito francés donde el tiempo parece que se suspende, el viaje de Alesky es una doble despedida, la antes mentada y la despedida de la adolescencia, de las excusas que hasta entonces le servían para seguir viviendo. Esa relación austera, tensa y al final, tierna, deja poso y se queda en la memoria.

Si bien el final del arco narrativo de Alesky me parece rizar el rizo, y tengo la sensación de que no era necesario los dos últimos pasajes, el excepcional viaje a la memoria del protagonista merece la pena. Tîbuleac ha construido una novela para cuando queramos vencer el rencor y entender que siempre hay tiempo para un buen final. Aunque dure tan solo un suspiro, un verano en la adolescencia.

Edición impresa:
Edición digital:

Edició en català

Edición impresa:
no disponible
Edición digital:
no disponible